“La pandemia demuestra la capacidad que tenemos todos y todas de adaptarnos a las situaciones sobrevenidas”

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Joan Sastre, psicólogo con 20 años de experiencia, aborda en esta entrevista los problemas del acoso escolar, y la adicción a las nuevas tecnologías, además de como la pandemia, iniciada el marzo de 2020, ha influido en la salud de las familias que han demostrado, junto con los profesores y los jóvenes, una gran capacidad de adaptación.


¿Cuándo podemos empezar a hablar de acoso escolar? ¿Se dan más casos ahora que hace unos años?


Por hablar de acoso escolar se tienen que dar tres elementos: una víctima del acoso, unos/unas alumnas que molestan y los/las observadores/as que no participan directamente, aunque, con su actitud mantienen el acoso. Tener en cuenta que no hablamos de una agresión puntual, las agresiones en caso de acoso, se prolongan en el tiempo y existe siempre una desigualdad de poder entre la víctima y agresor. Es un tipo de violencia que siempre ha existido, además, se da en todas las culturas. Lo que ha cambiado es que ahora se identifica como violencia y antes lo minimizaban y lo catalogábamos como juegos o cosas de niños/as.

¿Es más peligroso y angustioso el ciberacoso por su carácter invisible que, además, se produce durante todo el día?

Y tanto, ya resulta difícil hablar de acoso solo al entorno escolar cuando este se da fuera del ámbito del centro educativo, principalmente a través de las redes sociales. Así, los/las víctimas no disponen de espacios seguros libres de la violencia, puesto que los llega a través de los móviles o ordenadores. Además, este hecho provoca un sentimiento de indefensión y ansiedad que se generaliza en todos los contextos.

¿A qué síntomas tenemos que estar atentos los padres para detectar que nuestro hijo es víctima o acosador?

Es muy importante detectar los cambios que se producen en el ámbito emocional de nuestros hijos e hijas; presencia de ansiedad o nerviosismo, depresión o ganas de no querer hacer nada ni ir en ninguna parte, miedo a ir a la escuela, dificultades de concentración, no querer ir con los amigos o amigas. Tenemos que valorar si ha habido un cambio repentino. Naturalmente, la confianza, el diálogo y estar abierto a que nuestros hijos/hilas puedan contar cualquier cosa es clave para detectar de forma más rápida el que pasa.

¿Detectáis muchos de casos en Marratxí?

Desde Servicios Sociales no disponemos de datos del total de casos detectados, el abordaje que se hace desde las escuelas, que disponen de un protocolo unificado por la Consellería de Educación, desde que se detecta un caso y se empieza a intervenir, en muchos casos hace que se pare la situación de acoso. Además de la intervención que se lleva a cabo en el centro educativo, en cualquier momento que se ha detectado un caso, si se encuentra adecuado, se puede derivar al servicio de atención psicológica del alumnado afectado por el acoso escolar de la Dirección General de Infancia, Juventud y Familias, donde recibirá atención psicológica especializada para minimizar las secuelas del acoso. Este servicio atendió a dos familias de Marratxí en 2020.

¿Son conscientes los compañeros de clase del papel clave que tienen para alertar de un caso de acoso?

Precisamente una parte de la intervención tiene que ir dirigida a los compañeros de grupo para hacerlos conscientes de su papel, de que su actitud y conducta, puede hacer parar la situación, se pueden acercar y proteger a la víctima y no mantener la situación de violencia. El protocolo de acoso tiene en cuenta tanto a las víctimas, como a los alumnos que molestan, como al grupo clase.

¿Se pueden prevenir, de alguna manera, las situaciones de acoso escolar?

Desde los centros educativos se llevan a cabo acciones de prevención orientadas a la convivencia, impulsadas y coordinadas por CONVIVÈXIT, Instituto de convivencia y el éxito escolar. Hablamos de acciones como la figura de alumnos mediadores, prácticas restaurativas, acciones de diversidad sexual y de género, interculturalidad y uso de tecnologías a través de la formación del profesorado, difusión de recursos y material por tutores y tutoras, permiten trabajar la base de la prevención de cualquier tipo de violencia y fomentar un buen clima escolar. En la misma página de CONVIVEXIT se pueden encontrar recursos y guías dirigidas a las familias.

¿Qué puede hacer una familia que tiene un hijo víctima de acoso?

Es importante seguir las indicaciones de los profesionales del centro, que les recibirán y les explicarán las intervenciones que se llevarán a cabo, que se abstengan de intervenir con el agresor o agresores y sus familias, puesto que, a veces, con la intención de proteger se pueden generar situaciones que hagan aumentar la vulnerabilidad de sus hijos o hijas en el centro. Recordamos que la situación de acoso genera un aislamiento en la víctima que dificulta la resolución. Desde el momento que se rompe el secreto y la víctima habla, ya se activan todos los dispositivos de protección y el paso más importante ya está dado.

¿Qué prácticas y rutinas familiares son recomendables en el ámbito familiar?


Es importante fomentar el diálogo dentro de la familia, compartir las preocupaciones cotidianas, ser un buen modelo de gestión de las emociones y de los conflictos con nuestros hijos e hijas. También tener unas adecuadas pautas de uso de las tecnologías, que sean coherentes con el uso que hacemos los padres y madres. Hablar abiertamente de los peligros que suponen. Es también clave asistir a las reuniones y actividades que se hagan en el centro educativo, actividades que se organicen en el municipio y buscar información contrastada sobre los temas que nos preocupen sobre el bienestar de nuestros hijos e hija para hablar.

Los menores también disponen de un teléfono de atención a la infancia para comunicar sus necesidades y todo aquello que consideren oportuno, ¿ cómo funciona?

El teléfono de ayuda a la infancia es el 116 111, operativo 24 horas en el día, 7 días en la semana, que facilita a los menores una atención específica, personalizada y confidencial. Ofrece un espacio seguro para poder expresarse y comunicar sus necesidades o aquellas situaciones que considere oportunas. La Oficina Balear de la Infancia y la Adolescencia gestiona esta línea a través de la Fundación IR.

¿Cómo cree que la pandemia ha afectado a los jóvenes?

En general, los jóvenes nos han dado una lección de comportamiento, siguiendo las indicaciones sanitarias, adaptándose a una realidad de estar sin ver los amigos en unas edades donde el grupo de iguales tiene mucha importancia para una socialización adecuada. En este sentido, las redes sociales, han suplido la parte social de estar en contacto con amigos/amigas. Destacaría, para acabar, el gran esfuerzo del profesorado, madres y padres y las personas jóvenes para mantener la actividad educativa durante las restricciones del confinamiento y durante el tiempo de los grupos burbuja. Esto nos demuestra la capacidad que tenemos todos y todas para adaptarnos a nuevas situaciones sobrevenidas como la pandemia del COVID-19.

La pandemia agravó la dependencia de las nuevas tecnologías y de las redes sociales, ¿seguimos en niveles altos?


Podríamos hablar de la diferencia entre uso y abuso de las tecnologías. Cuando pasamos muchas horas con los móviles o dispositivos electrónicos y este hecho tiene una afectación en nuestra vida escolar en el caso de los niños y/o adolescentes o en la vida laboral, en el caso de las personas adultas. En este momento, ya se podría hablar de adicción en las nuevas tecnologías.

¿Qué síntomas presenta una persona adicta en las nuevas tecnologías?

Suele haber un deseo intenso de hacer uso de los dispositivos, afectación en la parte social, no atender las obligaciones personales, dificultades de establecer unos hábitos de su adecuados, entre otros. Un indicador importante, es cuando los padres y madres no pueden limitar el tiempo de uso a sus hijos y/o hijas y esto genera peleas e incluso violencia verbal o física hacia los padres.

En una sociedad como la actual donde la instantaneidad y la rapidez es la norma, cómo podemos educar a los niños y niñas en la paciencia, en saber esperar y que las cosas llevan su tiempo?

Este es un problema ya de la sociedad actual, nos tenemos que cuestionar el modelo que transmitimos a nuestros hijos e hijas, qué ejemplo damos, de uso adecuado de tecnologías, de tiempo compartido y de los valores propios, de resolución de conflictos. De este modo, aunque afuera vean otros modelos que no podemos controlar, les ofrecemos una alternativa más apropiada que van integrando a lo largo de su desarrollo y la construcción de su propia identidad.