El polígono de Marratxí ha sido uno de los onstituir una comunidad energética, junto con el de Sant Lluís en Menorca. En noviembre de 2021 se firmó el convenio entre el Govern, el Ayuntamiento de Marratxí y la Asociación de Instaladores Empresarios de las Baleares (Asinem) para desarrollar un proyecto de creación de microcomunidades energéticas empresariales en el polígono de Marratxí. Un proyecto que se espera que esté operativo a finales de año.
El objetivo es impulsar el autoconsumo, la solidaridad empresarial y el desarrollo de infraestructuras para un tráfico más sostenible gracias a la tecnología, y todo ello alineado con la oportunidad que suponen los fondos europeos. Un proyecto, además, que es de colaboración publico-privada y transversal entre administraciones.
“Se han realizado varias sesiones de socialización con los empresarios del polígono de Marratxí y, hoy en día, una comunidad de propietarios ha confirmado su intención de constituir la primera comunidad energética empresarial. Este era el objetivo antes de final daño: tener las primeras comunidades prototipo”, explica Francisco-Javier Piña Reynés, presidente de la Asociación de Instaladores Empresarios de las Baleares (Asinem)
Asinem explica que el propósito de las comunidades energéticas es obtener “beneficios sociales, medioambientales y económicos para los miembros participantes o la comunidad”. También se pretende crear un proyecto de referencia energética, aprovechando las oportunidades que generan los fondos europeos, añadiendo el componente de la colaboración público-privada, promoviendo la implantación de instalaciones solares fotovoltaicas y la generación de comunidades energéticas empresariales. Se trata de “generar valor para las comunidades de empresarios y un proyecto de referencia energética. Deseamos un diálogo común y un polígono ejemplar desde el punto medioambiental y social”, sostiene Piña.
La intención de Asinem es poner en marcha decenas de comunidades energéticas dentro del polígono. Primero se harían instalaciones de autoconsumo colectivo de una potencia de hasta 100 kW. Además, la comunidad energética podría incluir el almacenamiento de energía, servicios de eficiencia energética o proporcionar otros servicios energéticos a sus miembros.
“En el caso de la comunidad energética que tenemos confirmada, es una comunidad de propietarios constituida. Cualquier empresa a menos de 500 metros de esta comunidad podría participar mediante contrato privado. Las nuevas comunidades que se constituyan pueden tener este formato o constituirse a la medida de los participantes. El modelo de cooperativa es el que se ajusta mejor a estos casos”, razona el presidente de Asinem.
Los precursores de la comunidad energética destacan como grandes ventajas el ahorro, la generación verde, la disminución de la huella de carbono y, sobre todo, lograr la soberanía energética, el control que se genera y el consumo, y adquirir valores para la empresa. ”El hecho de tomar la decisión de formar parte de una comunidad energética ya tiene ventajas desde su constitución. En este caso, gracias a la colaboración público-privada, la capacidad de financiación se multiplica y la inversión se facilita al máximo”, explica Piña.
Financiación
La financiación de la comunidad energética es público-privada. El 60% se financiará con los Fondos NextG y el 40% restante actuará como inversor facilitador el Instituto Balear de la Energía, que espera un retorno a largo plazo que revierta en nuevas comunidades. Los empresarios tienen que aportar las cubiertas y aceptar la filosofía del proyecto, devolviendo la inversión mediante el ahorro del coste energético.
Los promotores de la comunidad energética del polígono de Marratxí señalan que la instalación de las placas fotovoltaicas es solo una parte del proyecto y reivindican el valor social de la comunidad energética en sí misma. “Hacer entender y socializar que el bien común es también el bien individual, que los activos y valores están en la energía y cómo gestionamos esta energía en un futuro”.
La comunidad energética prototipo está constituida por diez empresas, pero podrían incorporarse más en cualquier momento. La comunidad tendría que aprobar el acceso y determinar las condiciones de participación según lo que determinan sus estatutos. Tanto si ya pertenece a la comunidad de propietarios como si es externa. Los paneles solares estarán ubicados a las cubiertas de las empresas del polígono de Marratxí que formen parte de la comunidad energética y en las instalaciones anexas que permitan la instalación, como por ejemplo las pérgolas solares en los espacios públicos para la recarga de vehículos eléctricos.
Respecto a la potencia instalada, “la recomendación es hacer una o varias instalaciones no superiores a 100 kW para poderse acoger al mecanismo de compensación simplificada por el cual te abonan una cuantía por la energía excedentaria”, explica Piña.
Solo una instalación de 100KW supondría un ahorro de 70,4 toneladas de CO₂ equivalentes al año. “Teniendo en cuenta que el polígono de Marratxí tiene una gran cantidad de empresas del sector logístico y de la distribución y que su huella es superior a 70 toneladas de CO₂ al día, cualquier medida que palíe esta cifra se tiene que ejecutar cuanto antes mejor”, afirma Piña.
Transición energética
El alcalde de Marratxí, Miquel Cabot, explica que este proyecto “se enmarca en la estrategia municipal de transición energética y pose en Marratxí en vanguardia en la generación de energía para el autoconsumo para las empresas de nuestro polígono industrial y permite la reducción de la huella de carbono de las empresas, además de un ahorro de la electricidad”.
Una iniciativa de alto impacto, ya que el polígono consume gran parte de la energía del municipio y, por lo tanto, supondrá reducir un porcentaje significativo de emisiones procedentes de Marratxí. La decisión del polígono industrial de Marratxí de constituir una comunidad energética ha levantado interés dentro y fuera de Mallorca. De hecho, desde Asinem han recibido llamadas interesándose por el proyecto de otros lugares de España como Sevilla o Tenerife. Además, están en contacto con el proyecto que se desarrolla en el Polígono de Sant Lluís en Menorca que tiene características parecidas al de Marratxí.
El vicepresidente del Govern, Juan Pedro Yllanes, ha indicado que espera que proyectos de comunidad energética como el del polígono de Marratxí sean “una referencia energética en el ámbito comunitario y estatal”. Unas comunidades energéticas que se confía que redunden en el abaratamiento de la factura eléctrica, en la reducción de las emisiones de CO₂ y en una mayor resiliencia de las empresas participantes. Para conseguirlo el Gobierno ha publicado una ayuda de 20 millones de euros destinada a los polígonos industriales para que formen comunidades energéticas.
El Govern de las Islas Baleares considera que las comunidades energéticas locales son claves porque permiten la explotación colectiva de los recursos energéticos con una finalidad cooperativa y de abaratamiento de la factura y no de lucro, y suponen una respuesta a la emergencia climática y al elevado coste de la factura energética. Las comunidades energéticas no solo facilitan el acceso a una energía más barata, sino que hacen llegar el autoconsumo energético a consumidores con menos capacidades de inversión.
Múltiples beneficios
Los defensores de las microcomunidades energéticas subrayan los múltiples beneficios que aportan. Destacan que no se trata de promover la comercialización sino la cooperación, la concienciación, el autoconsumo y la solidaridad empresarial. Destacan que la creación de microcomunidades energéticas empresariales abren un espacio de diálogo y de colaboración entre los empresarios, además de ser un gran ejemplo de cooperación público-privada.
En este sentido, el director gerente del IBE, Ferran Rosa, ha destacado también que este proyecto supone introducir la tecnología y la digitalización para mejorar la movilidad de las empresas y de su actividad contribuyendo a la reducción de las emisiones de C0₂.
El Instituto Balear de la Energía colabora en la conformación de la comunidad energética desde su vertiente jurídico-administrativa con la inclusión de un modelo marco de fórmula jurídica y de la relación económica y jurídica entre los miembros de la comunidad. Además, asesora sobre las vías de financiación disponibles y en la tramitación de las subvenciones estatales.
Asinem lidera la conformación de la comunidad energética en la vertiente técnica y aporta el capital humano necesario para definir el proyecto y sus fases, además de redactar los proyectos técnicos de las instalaciones de generación que se integren en la comunidad.
El papel del Ayuntamiento de Marratxí es la dinamización de las empresas del entorno del polígono para su participación en las comunidades energéticas e impulsar las energías renovables en los espacios de titularidad municipal en el entorno del polígono.
En Baleares hay actualmente tres proyectos de puesta en marcha de comunidades energéticas. Además del proyecto de Marratxí, se encuentran los de Sant Lluís, en Menorca, y el de la urbanización de Galatzó (Calvià), que beneficiará directamente a la ciudadanía. El proyecto de Sant Lluís, de características similares al de Marratxí, está formado por 15 empresas, la participación del Ayuntamiento de Sant Lluís y el IBE, que ya ha aportado una inversión de 150 mil euros. Los quince socios que conforman la comunidad ya han puesto a disposición de la comunidad energética casi 8.000 metros cuadrados de superficies en sus cubiertas para acoger instalaciones de generación de energía renovable.
En los próximos meses la comunidad energética del polígono industrial de Marratxí continuará dando pasos para estar plenamente operativa a finales de año y conseguir su objetivo de ser un polígono más sostenible, más solidario y con una energía más barata gracias a la cooperación de todos sus miembros.