Iglesia parroquial de Sant Llàtzer

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Hasta mediados del siglo XIX, el núcleo del Pla de na Tesa no disponía de un templo propio. En torno a 1857, el señor de Son Alegre, una de las posesiones más importantes de la zona, impulsó la construcción de una iglesia que se dedicó a Sant Llàtzer. Las obras se llevaron a cabo entre 1858 y 1864, según un proyecto de Antoni Sureda y con una gran colaboración popular, puesto que fue construida gracias a las limosnas y jornales aportados por los vecinos y vecinas, motivo por el cual al techo, al lado del ábside, está escrita la inscripción latina: “ex eleemosinis constructa piorum”, es decir, construida con las limosnas de los piadosos. Con todo, esta edificación tuvo para el pueblo un valor histórico y cultural muy destacado, dado que, con el inicio de la iglesia, nació una comunidad que, desde entonces, ha celebrado los actos sociales en su entorno.

Estilo y valor patrimonial

Se trata de una iglesia sencilla de una sola nave con ocho capillas laterales. Su estilo es neoclásico, es decir, que recupera influencias grecorromanas. Buena muestra de esto es el frontón que enmarca el portal y las dos pilastras gigantescas de estilo dórico que embellecen los lados, todo en una fachada poco ornamentada y depurada típica del neoclasicismo.

A pesar de que las obras acabaron en 1864, durante los años posteriores se fue construyendo la sacristía y el campanario, este último resultado de una mezcla de estilo neogótico y clasicismo. También destacan las dos campanas; la pequeña procedente de Barcelona y la mayor, de Palma. Finalmente, se construyó la casa del vicariado del sacerdote ubicada a la izquierda del templo.

Del interior destaca la presencia de dos imágenes de Sant Llàtzer. La que vemos en un lateral del altar fue la primera titular del templo, mientras que la que actualmente preside el retablo mayor fue hecha en los años sesenta del siglo XX por el escultor marratxinés Francesc Salvà. Curiosamente, la primera representa al Llàtzer de la parábola, patrón de las personas enfermas y pleno de heridas, y la segunda, al otro Sant Llàtzer del Evangelio, obispo de Marsella.

En la explanada hay que destacar también la cisterna pública que se conserva ante la iglesia, con fecha de 1877. A pesar de que no se ha podido averiguar cuál es la situación exacta del abrevadero, se cree que en esta plaza el ganado bebía mientras los pastores, haciendo el camino de Montaña, se paraban en la taberna de Ca’n Membre para recuperar fuerzas y continuar adelante.