Hubo un tiempo en que las macetas (cossiols) que se hacían en las alfarerías de Marratxí se elaboraban con un barro específico para estas piezas. Era la llamada «tierra de alfarería», usada también para material de construcción (tejas, bovedillas…) una tierra más blanca y con unas condiciones bastante distintas a las de la tierra que se usaba para las cazuelas, por ejemplo.
Pero esto ocurría en tiempos pretéritos. De hecho, Pere Coll, de la alfarería que lleva su nombre en Pòrtol, recuerda que «hace 43 años que hago macetas, primeramente en Sa Penya, ahora ya cerrada, y luego en mi negocio, y nunca he hecho macetas con este barro blanco, que un tiempo se extraía de Es Pou d’Es Coll».
A día de hoy, la Gerreria Pere Coll es la única en todo Marratxí que produce macetas: por un lado, macetas mallorquinas y, por otro, las macetas «peninsulares», por llamarlas de alguna manera. «La verdad es que de cada vez se hace más complicado que la maceta mallorquina pueda competir con las demás, que se venden más baratas y en mucha más cantidad», explica Coll.
Sea como sea, con una simple mirada se puede constatar una clara diferencia estética entre una maceta y otra. La maceta mallorquina tiene en la parte superior una especie de corona (o «cordón») que lo identifica. A diferencia de la «peninsular», se hace a mano, con ayuda del torno. «Cuando tenía 25 o 30 años, en una sola mañana podía hacer yo solo unos 120; ahora, muchas menos… «.
También hay, como relata Pere Coll, diferencias que sólo conocen los profesionales. «La maceta mallorquina se cuece con el horno a 160 grados, mientras que la otra se cuece a 800 o 850 grados». Este hecho otorga a la maceta mallorquina mucha más durabilidad. La duración de la cocción en el horno está entre las 16 y 17 horas, tras las cuales se deja enfriar y ya está listo para vender. «Las macetas nunca se barnizan, porque si se hiciera no transpira y eso sería nefasto para la planta».
En relación a los tiestos (porque el negocio de Pere Coll vende muchas más cosas), la temporada alta comienza a finales de febrero y se prolonga los meses de marzo, abril y mayo.
En todo caso, más allá de las macetas tradicionales, Coll también hace por encargo de hoteles y restaurantes de lujo. En estos casos, añade colores (negro es el que tiene más salida) y también todo tipo de motivos decorativos.