Es Puig Blanc es una pequeña colina de 173 metros que se encuentra en la zona de Ses Clotes, en el valle que triangula Pòrtol, Sa Cabaneta y Marratxinet. Este lugar es eclipsado por el topónimo de Sa Cimentera, popularidad que le viene dada, como bien indica su nombre, por la fábrica que funcionó hasta finales del siglo XX. Poco se sabe, sin embargo, del protagonismo que pudo tener este paraje ya desde tiempos remotos. Y es que se cree que las primeras poblaciones de la isla, tribus provenientes de la cultura talayótica, ya se establecieron aquí hace unos mil años antes de Cristo. Vicenç Sastre, curioso y estudioso de la zona, sostiene que aquí podríamos encontrar un continuo cerámico que abarcaría desde la época talayótica hasta la época medieval, obteniendo, de esta forma, vestigios de todas las civilizaciones que habitaron el isla: talayótica, postalaiyótica, púnica, romana, árabe y cristiana medieval. Es por este motivo que se trataría de una estación arqueológica de vital importancia. Si bien falta un estudio científico más preciso, en la vertiente sur del monte, debido a los hundimientos de los márgenes y de la erosión, quedarían al descubierto, esparcidas por los bancales abandonados, numerosos restos de cerámica rotas que nos permitirían constatarlo.
Arriba del Puig, en la vertiente sureste, se ubicaría el antiguo poblado, lugar donde se levantaban las viviendas y el núcleo principal. Se trataba de una pequeña comunidad formada por agrupaciones de familias. Según dibuja Sastre, este estaría rodeado por una muralla ciclópea -esto es, hecha por grandes bloques de piedra sin argamassa- de cierta altura. Estos muros defensivos reforzaban la propia naturaleza de la pendiente. Por otra parte, el poblado, al menos, tendría una puerta principal situada en el collado ocupado por Sa Cimentera, además de otra puerta secundaria. Un camino escalonado cortado en la roca y situado en el lado noroeste permitía el acceso.
En el interior había cabañas de planta cuadrada o circular -la degradación de los restos actuales dificulta averiguar la exactitud morfològica-. Solían tener un lugar común de reunión, que también estaba dedicado a los actos religiosos. A cierta distancia se encontraríamos el área sagrada, constituida por los talayots y el santuario, así como otras dependencias, donde se practicaban rituales y otras celebraciones. Sastre también apunta que no lejos del poblado, en los acantilados de La Vileta, podrían haberse excavado grandes cuevas, bien anchos y cerradas con muros, donde realizarían los enterramientos y el culto a los difuntos. Por otra parte, la principal actividad económica se basaba en la agricultura, la caza, el aprovechamiento del bosque y sobre todo la ganadería.
Para llegar hasta este lugar, partiendo desde Sa Cabaneta, tenemos los caminos públicos de Sa Costa de Mas y de Sa Cimentera. Este último se encuentra dentro de la propuesta de rutas saludables señalizadas y adaptadas por el Ayuntamiento, que permiten recorrer uno de los rincones más sorprendentes y agradables de nuestro término municipal.