Antoni Serra: «Espero que cuando salgamos de la pandemia el periodismo pueda volver a ser crítico»

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Antoni Serra (1936), solleric de nacimiento pero marratxiner de adopción desde hace veinte años, estudió Medicina en Barcelona, ​​pero antes de hacer los dos años de especialidad abandonó y recorrió Europa durante dos años. Tras un paso fugaz por la banca, se dedicó al periodismo y a la literatura. Aprovechamos su presencia en la Setmana de les Lletres de Marratxí para repasar su trayectoria literaria y para hablar sobre cómo afronta la pandemia.

Antoni Serra ha escrito más de 40 libros. Recientemente ha presentado la reedición al catalán de su libro Marius en la Semana de las Letras de Marratxí. Marius fue la segunda novela secuestrada en España tras la aprobación de la Ley de Prensa e Imprenta (1966), la conocida como Ley Fraga, por atentar contra la moral, los principios de la Iglesia, el orden público y la seguridad general del Estado.

La Nueva Editorial Moll ha querido recuperar Marius y traducirla al catalán como una forma de ponerlo en valor y rendir homenaje a una obra irreverente que fue secuestrada y destruida por frases como «Yo creo en Dios porque es la única esperanza que me mantiene en el deseo de destruirle «.

Marius está inspirado en un personaje real, el periodista Miguel Ángel Colomar, represaliado por el franquismo y que trabajaba en el diario Última Hora con siete seudónimos. Un personaje que inspiró su libro y que también fue un referente moral e intelectual por Antoni Serra.

Parece que Marius es libro maldito, primero fue secuestrado por el franquismo y justo cuando se reedita en catalán llega la pandemia.

“Marius es un libro que se secuestró en la época de Franco y ahora curiosamente es como si la hubieran vuelto a secuestrar. Teníamos que hacer una presentación que luego se prohibió por la pandemia y constantemente es un libro absurdamente perseguido. Me inspiré en un personaje que trabajaba en el diario Última Hora, que había sido condenado a muerte en la época del 36 y que trabajaba en el diario con siete seudónimos”.

¿Qué es Marius por usted?

Es un libro que amo, que se inspiró en un personaje vivo, un libro maldito, perseguido por todas partes, tiene mala suerte. Es uno de mis libros más emblemáticos y que más aprecio.

Hábleme de Marius, ¿en quién se inspiró para crear un personaje tanto rotundo?

Marius es un personaje que quiere asesinar a Dios y monta todas unas historias para intentarlo pero al final, como para mí Dios no existe, pues no se puede asesinar lo que no existe. Él no cree en la sociedad y lo que quiere es destruirla. Está inspirado en un personaje real, el periodista Miguel Ángel Colomar, que había sido prohibido por el franquismo. Al final le permutaron la condena y se inventó siete seudónimos y publicaba cada día tres o cuatro artículos. Y es él el que me inspiró para crear Marius, que fue mi gran homenaje a Miguel Ángel Colomar. Conocerle a mi vuelta a Mallorca fue muy importante para mí. Gracias a él empecé a saber más profundamente todas las historias de la Guerra Civil, de las persecuciones que había habido, de cómo habían matado a gente en los cementerios. Y estas fueron las historias que me convirtieron en una persona que no podía soportar el franquismo.

¿Qué valoració hace de su propia obra?

He hecho cosas muy diversas, desde cuatro tomos de memorias, los libros del detective Mosqueiro, que son cinco novelas policíacas y que son los libros que más me han favorecido económicamente. Además, se han traducido a otros idiomas, como el ruso o el francés.

¿Cuál es su libro más preciado?

Para mí mis memorias son los libros más importantes que he escrito, donde explico muchas de las historias que sucedieran en aquella época. Por ejemplo, mi amistad (ficticia) con Aurora Picornell, que fue asesinada vilmente en el cementerio. Para mí descubrir lo que había pasado en Mallorca en el 36 me afectó muchísimo. Todo esto lo explico en mis memorias y son los libros con los que más me identifico.

¿Cómo vivió el franquismo?

Durante el franquismo lo pasé muy mal, luché y me detuvieron muchas veces. Una de las cosas más curiosas es que me detuvieron durante una conferencia, la suspendieron y el policía gritó: ¡a la cárcel! Cuando abrieron el furgón policial estaba lleno de mujeres y dije: hoy en comisaría me pasaré una noche sensacional con tantas mujeres que hay aquí dentro . Entonces el policía gritó: ¡mujeres fuera! Y entonces metieron en el furgón al poeta Josep Maria Llompart y a un pintor. Es cierto que la policía me decía que cómo tenían que detener a una persona de buena cuna; es verdad que no me pegaron nunca pero en cambio sí lo hacían con otros. Así que la policía sabía muy bien a quién debía pegar y aquí no.

¿Cómo ha vivido la pandemia?

No me queda más remedio que tener que aguantar, porque no podemos hacer nada, pero la verdad es que no me explico cómo ha podido surgir esta historia. Con la muerte de tantas personas, ¡no lo entiendo! Es superior a mis fuerzas y además tenemos que sufrir los incovenientes de «ahora podemos tener abierto, ahora cerrado». No lo entiendo, no sé qué puñetas puede pasar, a mí me cuesta mucho entenderlo.

¿Y personalmente cómo lo sobrelleva?

Afronto esta etapa muy mal. Intento sobrevivir viendo los cuatro amigos, tomar café juntos y charlando un rato. También aprovecho para leer; veo muy poco la televisión, salvo alguna película, porque las televisiones son patéticas, no me interesan lo más mínimo. He dejado de escribir y, por cierto, mi biblioteca, de más de 25 mil ejemplares, la he donado al pueblo de Sóller, y ahora estamos esperando que la trasladen.

¿Continúa escribiendo?

Me he retirado completamente. Participo en la Semana de las Letras de Marratxí y en la Feria del libro de Palma y en algunos actos, pero me retiré del periodismo y ya no escribo ninguna parte, estoy totalmente retirado.

¿Cómo ve el estado del periodismo?

Ya no vivo de cerca el mundo del periodismo, pero me da la impresión de que los periodistas no tienen más remedio que seguir las órdenes y hacer lo que les dicen. Creo que el periodismo ha sufrido una bajada bastante considerable, pero a ver si salimos de esta y volvemos a recuperar la situación anterior. El periodista sólo tiene dos opciones: o es una persona crítica con la sociedad en que vive o es una persona que lo único que hace es favorecer al gran capital. No hay más alternativa que estas dos. Y yo espero que cuando salgamos de la pandemia, el periodismo pueda volver a ser crítico y pueda manifestar sus propias opiniones y su propia lucha.

¿Por qué abandonó la carrera de Medicina?

Me ‘hicieron’ médico porque mi abuelo era médico y estudié en Barcelona durante cinco años Medicina general, pero para conseguir el título tenías que hacer dos años más de especialidad. Al finalizar los cinco años pensé, los médicos son unos fracasados ​​porque si curan un enfermo siempre se acaba muriendo más pronto o más tarde. En cambio, si inventas personajes estos personajes no se mueren nunca, así que dejé la carrera y recorrí Europa durante dos años.

¿Cuántos hermanos érais?

Tengo una hermana y un hermano, Pedro Serra, que no era hermano, que nunca me entendí con él ni de niño, ni de mayor ni nunca, a pesar de que él compró el periódico donde yo trabajaba y no me quedó más remedio que trabajar con él. Lo único que le importaba eran el dinero, y a mí el dinero no me ha importado nunca. En cambio si me entendía a la perfección con su mujer Margarita, que murió hace poco.

¿Cómo le influyó su padre en su dedicación a la literatura?

Me inspiró mucho su comportamiento. A las cinco o las seis de la mañana, mi padre ya tenía la lámpara del despacho encendida, yo iba y lo miraba y lo veía trabajando. Mi padre se fue a Misiones, en Argentina, casi dos años para hacer dinero. Volvió con un baúl lleno de libros de autores rusos: Gorki, Tolstoi, Dostoievski … y sin un duro. Y decidió ponerse a trabajar en el ayuntamiento, se casó y luego trabajó en el Banco Hispano, y se murió trabajando en el banco.

Usted nació en Sóller pero hace veinte años se instaló en Marratxí, que se ha convertido en su municipio de adopción.

La parte de Sa Cabaneta, Pòrtol y Es Figueral son lugares que siempre me han interesado mucho. Pasando por Sa Cabaneta con mi pareja vimos una casa que nos gustó y la compramos hace más de veinte años. En Sa Cabaneta me encuentro como en casa, mis grandes amigos son de aquí y tengo una magníficas relaciones.

¿Cómo ve la sociedad actual?

Ahora la sociedad prefiere estar tranquila a pesar de estar jodida. Hemos creado una sociedad que no sé cómo podrá resurgir porque le gusta que se lo den todo hecho.

¿Qué harían Marius o su alter ego, el periodista Miguel Ángel Colomar, si aterrizara en esta sociedad?

Se volverían rápidamente hacia la inexistencia.

¿Cuál ha sido su mejor época?

Yo creo que fue cuando lo dejé todo y viajé por toda Europa, pasando fronteras de forma clandestina durante dos años y donde conocí a gente excepcional.