Cementerio municipal, todo listo para cumplir con el rito funerario

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El cementerio municipal de Marratxí, ubicado en el camino de Son Ametller y conocido como Son Blanc, tiene una superficie de 20 mil metros cuadrados y una capacidad para 800 tumbas Se tienen registros desde el año 1911, si bien hay algunas tumbas que datan de finales de siglo XIX.

En lo que llevamos de 2021 se han realizado 141 servicios funerarios en el cementerio municipal: 99 inhumaciones, 32 exhumaciones y 10 inhumaciones de cenizas. Actualmente en el cementerio trabajan dos sepultureros y otro de refuerzo durante seis meses. Además, hay tres empleados de la Brigada municipal que dan asistencia al camposanto siempre que es necesario.

Recientemente se han construido 32 nuevas tumbas que ya se han puesto a la venta. En cada tumba hay diez nichos, que tienen un coste unitario de 2.600 euros. El máximo que se puede comprar son dos nichos por familia. El cementerio de Marratxí también dispone de 120 columbarios para que se depositen las cenizas. Se trata de una concesión por un periodo de 50 años y tiene un precio de mil euros.

El horario habitual del cementerio es de 7 de la mañana a 14 horas. Los meses de octubre y de noviembre son los de mayor actividad en el cementerio debido a la festividad de Todos los Santos, día en que 3.000 personas visitan el camposanto.

Habitualmente, la funeraria de Palma comunica el cementerio de Marratxí la existencia de un difunto que ha expresado su voluntad de ser inhumado en el cementerio de Marratxí. Entonces se le adjudica un día y una hora para su sepelio, que suele ser normalmente al día siguiente de la petición.

Este es el funcionamiento moderno del cementerio de Marratxí, pero hasta los años cincuenta los ataúdes eran trasladados con un carruaje fúnebre tirado por un caballo desde el domicilio del difunto hasta el mismo cementerio. Este carruaje permanece expuesto en las mismas dependencias.

A lo largo de su historia, el cementerio ha vivido dos ampliaciones. La primera fue en 1976. La segunda fue ejecutada en dos fases, por el elevado precio de la inversión: las obras se adjudicaron en primera instancia en 1979 y se inició en 1982 para la primera fase, y ya a mediados de los años noventa se ejecutó la segunda fase.

Una época en la que se produjo un gran número de peticiones de nichos. Había momentos que la lista de espera llegaba a 500. También fue hacia el año 1980 que se construyó la capilla. Desde 1985, el enterrador es José Valera.

Recientemente, el Ayuntamiento mejoró el aspecto del cementerio suprimiendo la vegetación antigua y en mal estado y se sustituyó por césped natural y por grava. Entre los planes para mejorar el servicio que presta el cementerio municipal, el concejal de Servicios Funerarios Andrés Campuzano prevé la mejora de una de las entradas del cementerio y habilitar cuatro salas y un velatorio.

El cementerio de Marratxí, como todos los cementerios, desarrolla una tarea esencial para los ciudadanos, un servicio único y de los que la mayoría de personas no se dan cuenta porque ya no son conscientes, pero que debe funcionar de forma eficaz para cumplir con uno de los ritos clave del ser humano, como es la sepultura o la incineración. Las inhumaciones que nunca son constantes. A veces puede haber un sepelio cada día o juntarse tres o cuatro en sólo una jornada. Razón por la cual, los trabajadores del cementerio ayudados por los empleados de la Brigada municipal tienen que tener todo a punto para facilitar un servicio esencial.