En el camino de Sa Cabana de Es Pont d’Inca encontramos una de las diversas muestras de patrimonio fabril más destacadas y singulares que caracterizan esta zona de tradición industrial. Conocida popularmente como Fábrica de Ses Llistes, esta construcción es un reflejo de aquel tiempo de expansión industrial, cuando eran numerosas las fábricas de hilados y tejidos en diversos lugares de la isla, resultado del triunfo de la moderna industria algodonera en el siglo XX.
La fábica de Ses Llistes fue creada en 1923 con el nombre de «Ca’n Rullan» -Pedro Antonio Rullán S.- y posteriormente, con el cambio de propietarios en el año 1928, se cambió a «Compañía Algodonera Balear SA «. Finalmente, se traspasó de nuevo bajo el nombre de «Textil Mallorquina». Se trata de una sucursal de una fábrica principal que estaba en Sóller. Aquí encontraron las condiciones idóneas para su establecimiento, como fue el transporte de los productos mediante el tren antiguamente dedicado exclusivamente a vagones de mercancías-, o la utilización del torrent Gros para el vertido de residuos.
En esta fábrica trabajaban entre 150 y 180 personas, mayoritariamente mujeres, donde se hacía todo el proceso: desde el hilado del algodón hasta su tejido, teñido o confección de prendas. Por este motivo, adosada a la misma, se instaló, a principios de 1940, una fábrica de hilaturas que se encargaba de la transformación de la fibra en hilo. La manufactura de esta empresa funcionó hasta 1972 debido a una crisis promovida por varios factores: competencia con Cataluña, falta de modernización, falta de adaptación a las nuevas materias primas como las fibras sintéticas, etc.
El último propietario, Damià Mayol, donó los antiguos edificios con la condición de que el proyecto se destinase a fines educativos. Es por este motivo que en 1980, la cooperativa de enseñanza Es Liceu se estableció en el lugar. Se encomendó el proyecto de rehabilitación al arquitecto Sebastián Cruelles, cuyo proyecto que ganó un premio de recuperación de edificios.
En cuanto a su estilo y tipología, según los archivos del colegio Es Liceu, esta construcción fue la primera fábrica construida en Mallorca con diseño típicamente industrial, ya que antes estas se realizaban en edificios de tipología tradicional. La edificación es característica de las fábricas de Cataluña y calca el modelo industrial inglés. Destaca el entramado de hierro que sustenta el edificio y que permitió tener una nave sin columnas centrales para una mayor optimización del espacio o la utilización de remaches en vez de soldadura. Además, fue la primera edificación industrial en Mallorca que empleó el cemento portland. Este hecho supuso una complicación por los maestros de obras de aquella época que no sabían cómo aplicar la técnica ni cómo almacenar los sacos de hormigón, ya que era un material que se endurecía muy pronto cuando se mojaba. Su diseño contempló, también de forma pionera, la construcción de viviendas adosadas por las obreros de la fábrica que disponían de una vivienda con jardín, siguiendo también el modelo anglosajón. Es la única muestra que queda en Mallorca de este tipo de construcción.