Durante el siglo XVIII, también conocido como el siglo de la Ilustración o de las luces, se comienza a plantear un nuevo concepto de educación entendida como base de la futura sociedad. En torno a este movimiento de reformismo europeo, encabezado por autores como Jean-Jacques Rousseau, a lo largo del siglo XIX se empiezan a definir las pautas para configurar un nuevo sistema escolar. Y es que hasta entonces el analfabetismo suponía un grave problema, con cifras que superaban más de un tercio de la población española. Finalmente, a principios del siglo XX se llevará a cabo una reforma pedagógica en todo toda Europa. En España, por primera vez se habla de enseñanza obligatoria y arquitecturas apropiadas a este fin, donde el Estado se compromete a la creación de unos presupuestos específicamente destinados a la creación de edificios escolares. Así, la lucha contra el analfabetismo se convierte en una cuestión de estado. El gobierno obliga cada ayuntamiento a construir y conservar las escuelas de primera enseñanza. Para tal cometido, se crea la Comisión de Construcciones Escolares a nivel provincial y se pone en marcha la construcción masiva partir de unas pautas generales muy definidas.
En el caso de Mallorca, en un contexto de modernización de la isla acontecido a principios del siglo XX fruto del Regionalismo mallorquín, se impulsa y se reclaman nuevas escuelas donde se aplican estas últimas corrientes europeas. En este marco el pedagogo Joan Capó, el maestro de escuela e inspector Fernando Leal y el arquitecto Guillem Forteza, nombrado en 1921 Arquitecto Director de Construcciones Escolares del Estado, llevan a cabo la tarea y, siguiendo los modelos fijados por la Oficina Técnica de Construcción de Escuelas del Ministerio, posibilitan la construcción de 126 proyectos escolares en todo las islas, representando así la mayor parte de la escolarización de Baleares.
En Marratxí, el Ayuntamiento se encargará de construir, al menos, una escuela en cada uno de los cuatro núcleos de población principal del momento: Pla de na Tesa, Pont de Inca, Sa Cabaneta y Pòrtol. Entre 1927 y 1933 se llevarán a cabo todas estas nuevas edificaciones. El primer proyecto que se realiza es el Grupo Escolar Unitario en el Pla de na Tesa, en mayo de 1927. Se conformará como una escuela unitaria para niños y niñas, con dos aulas idénticas separadas por sexos y con una maestra para las niñas y un maestro para los niños. De estilo regionalista, se define para seguir los principios de arquitectura moderna, donde forma y función van juntos. Destacan aspectos como la óptima iluminación, las estructuras higiénicas, la buena orientación o el abaratamiento de los costes de construcción a partir de una arquitectura sencilla, compacta y austera, donde los pocos motivos decorativos se utilizan exclusivamente para dignificar el acceso al edificio. Con todo, en 1929 se inauguran la mayoría de nuevas escuelas en Marratxí, lo que supuso un gran hito en la mejora educativa y en la evolución hacia una sociedad mejor.