Durante el curso 1924-1925 se elaboró una estadística sobre las escuelas nacionales a fin de conocer el estado de la educación en España. La información recopilada por los maestros de Marratxí nos permite ver cómo era la enseñanza hace casi cien años.
A principios del siglo XIX el máximo responsable de la instrucción de los niños era el vicario de Sant Marçal. En 1852 funcionaban una escuela pública de niños y otra de niñas y en 1883 ya se tiene constancia de escuelas en Sa Cabaneta, Pòrtol y Es Pla de Na Tesa. Con todo, la oferta educativa seguiría siendo esencialmente privada y, en la mayoría de casos, vinculada a la Iglesia católica, que tendía al control de los centros educativos para influir en la sociedad a través de la educación. Esta situación chocaba con las corrientes pedagógicas que proponían una enseñanza laico y moderno, pero también con la construcción de un estado fuerte donde la educación representaba uno de sus pilares.
En esta línea, durante la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) se dio una gran importancia a la formación de la población, pero siempre desde una perspectiva basada en el nacionalismo español y la religión. Al mismo tiempo, el régimen era criticado por su dejadez y visión cerrada respecto a cuestiones científicas y culturales. Como respuesta, la dictadura impulsó la elaboración de una estadística detallada de las escuelas de primera enseñanza.
Así, en 1925 funcionaban en el municipio cinco escuelas unitarias, centros con una única aula donde niños de todas las edades y niveles eran atendidos por un solo maestro. Había tres escuelas de niños (Sa Cabaneta, Es Pla de na Tesa y Pòrtol) y dos de niñas (Sa Cabaneta y Es Pla de na Tesa). En las de niños, había 99 (22 + 42 + 35) matriculados y en las de niñas, 55 (24 + 31), 154 alumnos en total. Entre los niños, la asistencia media era de 24 en Sa Cabaneta (109%), 34 en Es Pla de na Tesa (81%) y 28 en Pòrtol (80%), mientras que en el caso de las niñas era de 15 (62%) y 19 (61%), respectivamente. El absentismo era bajo entre los chicos marratxiners, pero como solía ser habitual era alto entre las niñas, cuya alfabetización era considerada con frecuencia secundaria cuando no prescindible.
Solo las escuelas de Sa Cabaneta eran de propiedad municipal, ya que el resto ocupaban edificios particulares por los que el Ayuntamiento pagaba entre 100 y 250 pesetas anuales. En general, la calidad y los equipamientos de las escuelas eran deficientes. Se trataba de edificios viejos, con no menos de 50 años de media, aunque se menciona que la escuela de niñas de Sa Cabaneta había sido reformada recientemente. Todas tenían un retrete, pero ninguna de ellas tenía agua corriente, calefacción ni electricidad. La apertura de puertas y ventanas era la forma que tenían de ventilar así como la principal vía de iluminación, aunque en las escuelas de niños de Sa Cabaneta y Pòrtol usaban gas acetileno.
Las aulas tenían una superficie de entre 40 y 50 m2, excepto la escuela de niñas de Es Pla de na Tesa, que llegaba al 60 m². En los cinco centros había pupitres de madera con dos plazas cada uno, pero si bien había plazas suficientes para todos los alumnos matriculados en las escuelas de niños, no sucedía lo mismo en las escuelas de niñas. En ambas había 16 plazas, pero la matrícula y, en el caso de Es Pla de na Tesa, la asistencia media eran superiores. En cuanto al patio, únicamente las escuelas de Es Pla de na Tesa disponían del mismo. Los niños disponían de un espacio de una superficie de 168 m2 mientras que en la escuela de niñas había un pequeño jardín que no llegaba a 15 m2.
No había libros de texto y tampoco se tiene constancia de otros recursos didácticos. En general, la enseñanza era rudimentaria y rutinaria, basado en la exposición y reiteración de contenidos sin relación ni aplicación práctica para la cotidianidad del alumnado y programas limitados a la enseñanza de la lectura, la escritura, el cálculo y la doctrina cristiana. En el caso de las muñecas, la ley sustituía algunas materias para «labores Propias del sexo, Elementos de dibujo aplicadas a las mismas labores y ligeras nociones de higiene doméstica».
En el apartado de observaciones de la estadística, los maestros coincidían que sus escuelas no reunían las condiciones adecuadas para la práctica educativa o que eran pequeñas para el elevado número de alumnos. Únicamente la maestra de Sa Cabaneta indicó que su centro reuniría las condiciones adecuadas una vez completada la reforma. Los titulares de las escuelas públicas de Marratxí en 1925 eran Antoni Adrover Marqués (niños Sa Cabaneta), Joaquim Doménech Coll (niños Pla de na Tesa), Guillem Tur Sitjar (niños Pòrtol), Maciana Mas Puigserver (niñas de Sa Cabaneta) y Joana Maria Amengual Juan (niñas de Pla de na Tesa).
Esta situación no duraría demasiado, ya que entre 1927 y 1928 se probó la construcción de nuevas escuelas en Es Pla de na Tesa, Sa Cabaneta, Es Pont d’Inca, Pòrtol, Marratxinet y Son Nebot, las que permitieron duplicar el número de plazas públicas del municipio. Además, estos edificios han sido la escuela de muchos marratxiners, ya que no se volverían a construir nuevas hasta los años ochenta.
Martín Rotger. Historiador.