¿Tiene Marratxí espíritu navideño? Lo que sí tiene el municipio son tradiciones, costumbres y formas propias de celebrar el nacimiento de Cristo y todo lo que le rodea. Un año más han pasado las fiestas de Navidad, un período que año tras año se va avanzando un poco más en el tiempo. Y es que la Navidad representa a día de hoy un fenómeno que supera ampliamente la festividad cristiana desde el punto de vista cultural, social y económico, con usos y costumbres que han cambiado respecto a generaciones pasadas. Así pues, ¿cómo se celebra y se ha celebrado la Navidad en Marratxí durante los últimos decenios?
La Navidad no puede desligarse de la gastronomía y en este sentido hay que destacar la leche de almendra, una bebida hecha a base de agua y almendra triturada con limón, canela y azúcar. Su origen se encuentra en la orden de San Francisco de Paula, los mínimos, que no podían beber leche de vaca y tuvieron que encontrar un sustituto de origen vegetal. Desde el convento de la orden a Santa María, donde se establecieron el frailes a finales del siglo XVII, la producción de leche de almendra pasó a Marratxí. Inicialmente a Pòrtol y luego al resto de núcleos, donde se producía para beber el día de Navidad y, antiguamente, también para fin de año.
Como explicó Bernat Cabot a las IV Jornadas de Estudios Locales, 10 familias marratxineras producen o han producido leche de almendra: una en Pont d’Inca, dos en Pòrtol, tres en Sa Cabaneta y cuatro en Pla de na Tesa. Precisamente, es en este último núcleo donde la tradición de tomar leche de almendra en Navidad se mantiene más viva. Así, desde el año 2006 se celebra por Sant Llàtzer (17 de diciembre) la ‘Fira de la Llet d’Ametlla’ (ver reportaje).
La Nochebuena, como por otras latitudes, era costumbre asistir a las Matines o Misa del Gallo. Tradicionalmente, la eucaristía tenía lugar alrededor de la medianoche, pero para facilitar la asistencia de las familias con niños o personas mayores algunas iglesias la avanzaron a las diez o las ocho, no sin quejas de algunos feligreses que alega alegaban no tener tiempo para cenar.
En esta misa se canta la Sibila, una composición que anuncia la llegada de Cristo. Además, durante esta noche y la Navidad en general en las parroquias de Marratxí estaba bastante generalizada la representación de los Pastorells o la Adoración, hasta el punto que se conformaron en Sa Cabaneta y al Pla de na Tesa grupos de teatro que preparaban durante todo el año las obras navideñas. La relación entre Navidad y teatro en Marratxí llegó a ser muy intensa, hasta superar el espacio eclesiástico, ya que tenemos noticias de que durante los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado también se representaban obras, tanto de temática religiosa como profana, en las plazas los pueblos.
Otras formas tradicionales de celebrar la Navidad en Marratxí incluyen jugar a las quines (una variante del bingo), la interpretación coral e instrumental de Christmas o los belenes. Respecto a estos últimos, destaca el de Sant Marçal, durante los años ochenta el Ayuntamiento organizó un concurso de belenes con un premio de 15.000 pesetas (90 euros) para el ganador. Aquellos mismos años también se organizaron concursos de postales navideñas y de fotografía.
Uno de los momentos más esperados de las fiestas de Navidad, especialmente por parte de los más pequeños, es y era la llegada de los Reyes Magos. Año tras año, los Reyes y sus pajes recorren las calles de muchas ciudades y pueblos antes de una noche de mucho trabajo. El origen de las Cabalgata de la noche de Reyes se remonta al siglo XIX, aunque no se generalizaron hasta el 1920. Con todo, Marratxí tendría que esperar hasta los años sesenta, cuando los Reyes y sus séquitos tomaron por costumbre detenerse en Pòrtol. Visitaban la iglesia del Carmen y después -o antes, según el año- iban casa por casa entregando regalos.
Pero el resto de localidades de Marratxí también querían ver y recibir a los Reyes de Oriente, por lo que, con la colaboración de asociaciones y de los vecinos, los Reyes también llegaron a Sa Cabaneta, a Pont d’Inca, Sa Cabana, Pla de na Tesa, Es Figueral, Cas Capità y Pont d’Inca Nou. Aunque eran los mismos, que se desplazaban rápidamente gracias a su «magia», había algunas diferencias entre las cabalgatas. Solo en Pòrtol -y en Sa Cabaneta en alguna ocasión- iban casa por casa, de manera que cuando, en los años ochenta decidieron dejar de hacerlo, los vecinos de Pòrtol protestaron. En cambio, durante muchos años los reyes llegaron a Es Figueral en tren. Como cada vez había más localidades y urbanizaciones, hace unos años que optaron por reducir el número de cabalgatas, pero haciéndolas más grandes y espectaculares.
Por lo tanto, podríamos decir que históricamente la Navidad en Marratxí se ha caracterizado por la existencia de tradiciones propias, por la implicación popular y por particularismos a la hora de celebrar las fiestas. Unas características en línea con la idiosincrasia marratxinera.
Martín Rotger. Historiador.