Hace 30 años, cuando íbamos al centro de salud, podíamos encontrar un practicante, una comadrona, una pediatra y dos médicos. El modelo era atender a demanda a la gente que iba, el trabajo comunitario que tanta importancia tiene hoy en día no estaba. Con el paso del tiempo, el papel de los enfermeros y enfermeras ha ido evolucionando y cogiendo fuerza, ganando más independencia junto a la figura de los médicos, adquiriendo una consulta propia y llevando a cabo múltiples actividades como puede ser la atención domiciliaria.
Con el salto cualitativo que ha adquirido la profesión de enfermería “pudimos establecer la diferencia que hay entre la mirada del médico y la mirada de la enfermera” asegura Miquela Escalas, enfermera del centro de salud Montaña.
Antes los pacientes que iban al centro de salud se llevaban a casa una receta, y hoy, se los enseña como comer, como hacer curas, como reaccionar lo ante posible a contratiempos, etc. Destacan que toda la atención primaria en general es muy importante.
Los enfermeros y enfermeras también escuchan las problemáticas sociales y familiares que sufren los pacientes. Brígida Mora, enfermera del centro de salud Martí Serra, afirma que “muchas veces la gente viene con la excusa de mirarse la tensión, y realmente no vienen por eso, vienen porque se encuentran mal y quieren hablar con la enfermera, pero decir esto no queda bien”.
La soledad, el luto, la depresión… son temas que los pacientes quieren hablar con las enfermeras, por eso llevan a cabo programas donde pueden ir y tratar todos estos temas. Mora explica que “hacen trabajo con una atención programada, el modelo que había hasta ahora funcionaba con programas: de crónicos, de atención domiciliaria, de los niños y adolescentes, violencia de género, etc. Y sacamos conclusiones según los indicadores y la recopilación de datos”.
Hoy en día, el programa más preocupante es el de atención domiciliaria, puesto que o va servicios sociales o van los enfermeros o enfermeras, son pacientes crónicos que les tienen que ir a asistir cada semana de manera programada. “Hay curas que son realmente complicadas, necesitan mucha información, tanto los enfermos como los familiares, puesto que supone una angustia importante”, explica Miquela Escalas.
La crisis de modelo, ahora mismo, es que hay dos discrepancias: lo que necesita realmente la población y los servicios que están ofreciendo los profesionales. “Nosotros damos a basto, pero quizás se tendría que plantear de otro modo, para ver como podemos suplir las necesidades que realmente tiene nuestra comunidad”, asegura Andrés Ebuale, residente de enfermería familiar y comunitaria.
Los enfermeros y enfermeras tienen un modelo muy arraigado en la población, no es como el hospitalario. “Si ahora la necesidad es tratar la salud mental, la problemática social, nosotros tenemos que cambiar, no podemos estar estáticos, por eso el modelo necesita adaptarse a los cambios”, añade Mora. Se ha generado una desafección, la gente no les estima ni confían con ellos. La crisis actual también engloba la mala accesibilidad que tienen los pacientes hasta los sanitarios, ahora no pueden contactar directamente con ellos. También añaden que han perdido longitudinal, antes te atendía el mismo médico y enfermero/a en toda la vida, hoy en día, es más probable que cuando vuelvas a la consulta te atienda un profesional diferente, que no conoces, y esto aumenta la desconfianza hacia los sanitarios.
Los sanitarios creen y esperan que estén yendo hacia un nuevo modelo, pero aseguran que todavía queda mucho de camino para llegar a un modelo nuevo. “Yo creo que esto cambiará con las especialidades, habrá personas que serán especialistas comunitarios”, explica Escalas.
“Realmente se ha visto que da beneficio la especialización, porque así se puede dar una atención de mejor calidad”, añade Ebuale, que se está especializando en atención familiar comunitaria. Insisten que la población necesita saber que puede elegir tanto un médico/médica como su enfermero/enfermera, así como la larga lista de servicios que ofrecen. “Es una pena que la gran parte de la población desconozca todos los servicios que ofrecemos, puesto que se podrían beneficiar, un ejemplo son los programas que hacemos para dejar el tabaco” explica Escalas. Coinciden que la población joven es la que más desinformada está, porque la gente mayor, a pesar de que casi todos los procesos, hoy en día, se hacen a través de la tecnología, son las personas que más los conocen.
Creen que en el modelo nuevo una de las cosas que tiene que cambiar de manera urgente es la accesibilidad, que el paciente pueda contactar de manera directa con los sanitarios. Y que dentro del modelo, el paciente sea lo más importante, cosa que ya tendría que ser así hoy en día. Es muy relevante poder evaluar que es el que necesita la sociedad haciendo referencia a temas globales como pueden ser la soledad. “La especialidad en la enfermería además de darte una visión diferente, también te permite investigar de manera independiente las necesidades que tiene la población”, explica Ebuale.
La esperanza está puesta dentro de la profesión con los especialistas en comunitaria, puesto que están muy bien formados y pueden llevar a cabo un modelo humano, integral, haciendo trabajo de una manera más holística. Coinciden que la preocupación de las enfermeras es saber cómo está su paciente.