La incertidumbre en cuanto a las posibilidades de viajar a Mallorca y las restricciones anunciadas inicialmente han provocado una situación difícil para el turismo de interior
A pesar de no tener playas, Marratxí cuenta con numerosos alicientes para configurar una oferta turística diferenciada y de gran valor añadido. Atractivos como por ejemplo la Ruta del Fang, con visita a las olleries y el Museu del Fang; el antiguo núcleo de Marratxinet, con construcciones y oratorio de gran interés; las iglesias de Sant Marçal, Sant Alonso, Sant Llàtzer y Sant Juníper; el Gran Mercado de los domingos y los mercados tradicionales semanales de los diferentes núcleos o las Rutas Saludables, son algunos ejemplos.
A pesar de estos valores, la pandemia del coronavirus y el decreto del estado de alarma ha hecho que los establecimientos turísticos de Marratxí hagan frente a una temporada llena de incertidumbre. Las recomendaciones de no viajar a nuestra isla de mercados emisores próximos como por ejemplo Francia y Alemania, así como las restricciones en los vuelos internacionales y la anunciada cuarentena de 14 días, han provocado un avalancha de cancelaciones nada fácil de gestionar por los hoteles rurales.
“La adopción de todas las medidas de higiene y seguridad no ha sido el problema, con solo 16 habitaciones y un espacio limitado a nuestras instalaciones lo hemos podido preparar todo para garantizar la máxima seguridad a nuestros visitantes”, nos manifiesta Dominique del alojamiento de interior Asís de Marratxinet. “El problema es que, aunque las noticias aquí sean positivas, nuestros visitantes escuchan lo que dicen los responsables políticos de sus países, como es el caso de Alemania, y nosotros ahora mismo tenemos más cancelaciones que reservas. Aun así, lo tenemos todo a punto para abrir, con menos mesas en el comedor, sin adornos, con sábanas precintadas de la lavandería y con bandejas de merendar individuales en las mesas, además de dispensadores de gel higienizando y estrictas medidas de higiene. En cuanto al aforo, de momento no creo que podamos llegar al 50%”
En una línea parecida se manifiesta Miquel Romaguera del Hotel Son Caulelles, aunque con peores previsiones, dando por perdida la presente temporada: “Este año no abriremos. La gestión del gobierno central ha hecho mucho mal, especialmente cuando se anunció una cuarentena de 14 días para los turistas. Los políticos no tienen en cuenta que nuestros visitantes planifican las vacaciones de un año al otro y la incertidumbre que se ha transmitido ha provocado las cancelaciones de las reservas. Ahora el mal ya está hecho y nosotros ya tuvimos importantes cancelaciones el 10 de febrero, un hecho que no nos había pasado nunca y que hacía sospechar lo que nos venía encima”. Romaguera sigue confiando en las buenas perspectivas para el turismo de interior, pero “en todo caso, ya será para la próxima temporada”, concluye.
El Hotel Cal Secretari Vell tampoco abrirá esta temporada. Mercè Bonet, gerente del establecimiento se lamenta de que la pandemia del Covid-19 haya frustrado los planes de los responsables de este hotel, que ya preparaban con ilusión su quinta temporada, con previsión de nuevas contrataciones y mejoras. “Empezamos bien el año, con un buen flujo de reservas en enero y el febrero, pero en marzo se pararon y empezaron las cancelaciones. Lo que más mal ha hecho ha sido la incertidumbre y nosotros no hemos visto la manera de abrir esta temporada, puesto que nos preocupa sobre todo garantizar la estabilidad de los lugares de trabajo”. “Tenemos que tener en cuenta que no hemos tenido ningún ingreso desde el noviembre pasado y que, además, las actuales circunstancias del estado de alarma nos obligan a gastos adicionales para garantizar la seguridad”, se ha lamentado Bonet, que ya piensa en la temporada 2021.