Recolectar las aguas subterráneas siempre ha sido una prioridad en Mallorca, donde los recursos hídricos son escasos. Por este motivo, y a medida que nos alejamos de las montañas, encontramos un abundante número de pozos dispersos por toda la isla, donde la gran mayoría sobrepasan los cien años y algunos son de época musulmana. Eran la fuente de vida de quienes vivían fuera de los pueblos y también servían para abastecer al ganado, los huertos, y, en definitiva, eran una fuente de superviviencia.
Los pozos y aljibes públicos siempre solían estar pegados al camino o alrededor de núcleos de población y se usaban para proporcionar agua para el consumo humano, abrevar los animales, lavar la ropa en las pilas o regar la era antes de batir el trigo, entre otros. También servían para drenar el agua y evitar su estancamiento. Cerca de estos se podían ver todo tipo de pequeños cultivos para consumo doméstico como cebollas, acelgas, calabazas, lechuga, espinacas o árboles frutales como un manzano, un ciruelo, un laurel, o bien, una higuera para tener sombra.
Encontramos diferentes tipos de pozos. Estaban los pozos de sudar que eran los pozos verticales que excavaban hasta llegar a la capa freática -acumulación de agua subterránea que se encuentra generalmente a poca profundidad- y que se forran con paredes de piedra para evitar su derrumbe. Esto permitía que el agua pudiera «sudar» o resbalar por estas paredes. Los pozos de vena, por otra parte, son idénticos a los anteriores aunque la diferencia es que se encontraban gracias a la labor de un buscador de agua o zahorí, quien utilizaba péndulos, varillas metálicas o de madera mediante las cuales podía señalar donde se encontraba el agua captando la energía que se generaba en el subsuelo. Los pozos ‘de greixina’, en cambio, tenían caudal a partir de la filtración del agua por la tierra. Pero no todas las personas podían disponer de un pozo en su casa, por lo que las autoridades locales crearon más de dos centenares de pozos y aljibes de carácter público, esparcidos por toda la isla pero concentrados en el Pla de Mallorca.
En Marratxí existen una serie de pozos comunes o de uso público como son el Pou d’Es Coll y Poou de sa Plaça en Pòrtol; Sa sínia Vella, el Pouu d’Es Batlet y el Pou de Ca’n Gros en sa Cabaneta y Sa Font en Marratxinet. En el siglo XIX se perforan todavía nuevos pozos en Pòrtol, al tiempo que se construyen la mayor parte de los aljibes públicos del Raiguer. El siglo XX supone la modernización de ciertos pozos urbanos, como los de Pòrtol y Sa Cabaneta, que fueron dotados de bombas para extraer el agua. En los años sesenta y setenta, caen en el olvido y eso implica, en algunos casos, su desaparición.
Finalmente, hay que recordar que muchas son las leyendas y las tradiciones en torno al agua. Una de las más conocidas es la leyenda de Maria Enganxa, personaje representado por una mujer de agua que salía con un gancho y pillaba a los niños más curiosos que se asomaban a los pozos.