Radiografía económica de Marratxí

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La transformación económica de Marratxí

Marratxí se ha convertido en un motor comercial e industrial de la isla. Aunque sus tierras estuvieron antaño dedicadas casi exclusivamente a la agricultura y la cerámica, el municipio siempre ha sabido adaptarse, transformándose para responder a nuevas demandas y oportunidades.

En el siglo XX, Es Pont d’Inca, vivió un proceso de industrialización que transformó la localidad, especialmente a partir de los años 60. La llegada de nuevas fábricas y talleres impulsó el crecimiento económico y poblacional, atrayendo a familias trabajadoras y ampliando la infraestructura del área. Esta industrialización sentó las bases de la diversificación económica y el desarrollo urbano que vendrían después. 

El cambio radical del municipio comenzó en los años 80 del siglo pasado con la llegada de grandes superficies comerciales y se consolidó con la creación de un potente polígono industrial, que hoy alberga empresas punteras y emplea a miles de personas.

La cercanía a Palma ha sido clave en esta evolución, permitiendo a Marratxí destacarse en sectores como el comercio, la industria y la logística, en vez de depender del turismo. Esta diversidad ha favorecido su crecimiento demográfico y urbanístico. De hecho, su población se ha duplicado en las últimas dos décadas hasta alcanzar casi 40.000 habitantes. 

Hoy, Marratxí ocupa el primer puesto en renta media de Mallorca, con 49.827 euros anuales por hogar, superando a municipios muy ricos como Esporles y Valldemossa y dejando atrás a Palma y Calvià. Este liderazgo económico se explica por una fuerte base comercial e industrial que lo ha convertido en un polo logístico clave, con un tejido productivo que va desde grandes centros comerciales hasta una pujante industria local.

El futuro de Marratxí está lleno de desafíos y oportunidades, y una apuesta decidida por la sostenibilidad y la economía circular será clave. Los proyectos de energías renovables y el impulso de industrias tecnológicas y medioambientales se perfilan como elementos fundamentales para enfrentar con éxito los cambios venideros y consolidar su papel esencial en la economía mallorquina del futuro.

Diversificación económica: un modelo en constante evolución

El municipio genera un Producto Interior Bruto (PIB) de 701,3 millones de euros a través de sus 864 empresas censadas y más de 13.300 trabajadores ocupados. Esto supone casi un 3 % del PIB de Mallorca. Para Aina Ripoll, directora de la Unidad de Inteligencia Económica de la Fundació Impulsa, estos datos “reflejan la capacidad de Marratxí para mantener una economía sólida y menos expuesta a las fluctuaciones del turismo, en contraste con otras localidades mallorquinas donde este sector es predominante”. Además, Ripoll afirma que “la economía de Marratxí está bien distribuida en diversos sectores, destacando el comercio (26,4 %), la construcción (11,1 %) y la industria (9,2 %)”.

Hoy sabemos muy bien qué perfil productivo tiene cada uno de nuestros municipios y Ripoll destaca la particularidad de Marratxí en el contexto mallorquín: “Marratxí, en particular, sobresale por su capacidad para adaptarse a las nuevas demandas del mercado y a las transiciones que están por venir, especialmente en áreas como la energía y la economía circular”.

Así, la fortaleza de nuestro municipio radica en su capacidad para combinar desarrollo industrial, comercial y de servicios, consolidándose como un modelo de economía diversificada y sostenible dentro de la isla, bien posicionada para las transiciones energéticas y tecnológicas de las próximas décadas.

Comercio y logística: ejes estratégicos

El comercio en Marratxí constituye el 26,4 % de la actividad económica local y emplea al 26,6 % de la población activa, consolidándose como un pilar esencial en la economía. Este sector ha crecido gracias tanto a las pequeñas y medianas empresas locales como a grandes superficies, como Alcampo y Mallorca Fashion Outlet, que han dinamizado la oferta comercial. Aina Ripoll enfatiza que “Marratxí se ha convertido en un polo comercial con una concentración de actividad que duplica la media de la isla, además de ser un hub logístico estratégico por su proximidad a Palma y su excelente infraestructura vial”. Todo ello posiciona al municipio como “un punto de referencia tanto para consumidores como para empresas”, apunta.

El sector de transporte y almacenamiento aporta el 8,3 % del PIB local, beneficiándose de la actividad del polígono industrial, lo que refuerza su papel crucial en la economía de Marratxí. Rafael Lupiáñez, de la Asociación de Empresarios de Marratxí, explica que “la logística y el comercio local se complementan en nuestro polígono industrial, donde el 15,7 % de las empresas están vinculadas a estas actividades, absorbiendo tráfico comercial no solo de Palma, sino también de otras zonas de la isla”.

En conclusión, la proximidad de Marratxí a las principales arterias viales y su infraestructura industrial lo posicionan como un nodo económico en expansión. “Contamos con una ubicación estratégica que potencia tanto el comercio como la logística, clave para atraer y retener empresas que dependen de conexiones eficientes para la distribución”, subraya Lupiáñez, consolidando el binomio comercio-logística como uno de los pilares del desarrollo económico del municipio.

Industria y construcción: motores de crecimiento

La industria en Marratxí, que representa el 9,2 % de su PIB y genera 64,6 millones de euros en ventas, destaca en áreas como la reparación de maquinaria, la producción alimentaria y la metalurgia. Para Aina Ripoll, «Marratxí ha capitalizado su polígono industrial para generar valor añadido, consolidándose como referencia industrial en Mallorca». 

La construcción es otro motor fundamental para Marratxí, representando un 11,1 % de la economía local, una cifra considerablemente superior a la del conjunto de la isla. Este crecimiento está vinculado a la expansión demográfica del municipio. Ripoll comenta: «Marratxí ha duplicado su población en los últimos 20 años, lo que ha llevado a un incremento de la urbanización y, por tanto, a una mayor actividad constructora». Mayra Argüelles, señala que: “la construcción no es solo vivienda; cada vez se demanda más tecnología y sostenibilidad en los proyectos. Las empresas de instalación hemos incrementado nuestra actividad en ámbitos como la climatización, energías renovables y sistemas de eficiencia energética, para adaptar las nuevas infraestructuras de Marratxí a los estándares actuales”. 

Además, Argüelles destaca cómo este auge de la industria y la construcción también genera oportunidades de empleo para el sector de servicios complementarios: “Contamos con un entorno propicio para impulsar la sostenibilidad en la construcción y los servicios de mantenimiento, áreas cada vez más solicitadas por empresas y residentes”. Estos sectores no solo aportan empleo y actividad económica, sino que también representan una oportunidad para avanzar hacia un modelo productivo sostenible y tecnológicamente avanzado. Algo en lo que coincide Rafael Lupiáñez, quien subraya la importancia de estos sectores “son fundamentales, ya que generan empleo estable durante todo el año, algo que no ocurre en actividades más estacionales como el turismo”​​.

El declive del sector agrícola

La agricultura en Marratxí ha visto disminuir su relevancia económica hasta representar apenas el 0,3 % del PIB local, convirtiéndose en un sector marginal en términos de actividad y empleo. Aina Ripoll comenta que: «La agricultura perdió peso hace ya muchos años, primero por la industrialización y luego con el desarrollo del sector servicios de la economía. Hoy, su presencia es prácticamente anecdótica».

Sin embargo, Ripoll vislumbra una posible recuperación del sector primario: «Estamos entrando en una nueva etapa en la que la agricultura puede experimentar una segunda oportunidad. Por un lado, debido a un cambio en la demanda, con consumidores que valoran más los productos de proximidad, de temporada y de kilómetro cero. Por otro, gracias a las nuevas tecnologías disponibles, que permiten mejorar la eficiencia y sostenibilidad de las actividades agrícolas».

Innovación y transición energética

Marratxí está en una posición favorable para capitalizar las oportunidades ligadas a la transición energética y la economía circular. Aina Ripoll, destaca que “ya cuenta con una base de conocimiento bien establecida en estos ámbitos, lo que le permite posicionarse como un municipio preparado para enfrentar con éxito los retos de la transición ecológica y energética. Los proyectos de parques fotovoltaicos ya en marcha tendrán un impacto tangible en la economía local en el corto plazo”. Según Ripoll, esta base permitirá a Marratxí liderar en las nuevas economías verdes y adaptarse rápidamente a las demandas energéticas y medioambientales, generando un valor añadido que refuerza su autonomía respecto al turismo.

Rafael Lupiáñez subraya la importancia de que el tejido empresarial del municipio avance en esta misma dirección: “Las empresas locales ya están adoptando medidas de sostenibilidad y transición a energías renovables, no solo por un compromiso medioambiental, sino también porque responde a una demanda creciente en el mercado”. Para Lupiáñez, el enfoque en la economía circular y la eficiencia energética no solo fortalece a las empresas del municipio, sino que también mejora la capacidad de Marratxí para atraer inversiones externas y consolidarse como un polo de innovación.

Mayra Argüelles también ve oportunidades de crecimiento en el contexto de la transición energética. «La electrificación y la eficiencia son claves para el futuro, y las empresas de instalación jugamos un papel esencial en este proceso. En los últimos años, la demanda de soluciones sostenibles ha crecido exponencialmente, desde la instalación de paneles solares hasta sistemas de climatización más eficientes”, comenta Argüelles. Según ella, la creciente inversión en energías renovables y tecnologías eficientes no solo responde a las metas de sostenibilidad del municipio, sino que también abre una puerta a nuevas especializaciones laborales y oportunidades para los residentes.

Un futuro transformador para Marratxí

Marratxí se ha consolidado como mucho más que un municipio de la periferia de Palma; se ha convertido en un motor económico y en un modelo de diversificación y resiliencia para el resto de Mallorca. Su desarrollo no es casual: es fruto de una visión estratégica que ha sabido mirar más allá de las oportunidades inmediatas y ha apostado por fortalecer su tejido empresarial en sectores industriales, comerciales y de servicios.

Aina Ripoll, de la Fundació Impulsa, es clara en su optimismo: “Marratxí tiene un futuro brillante, no solo por su economía diversificada, sino por su habilidad para captar y aplicar innovaciones globales, adaptándolas a las necesidades de su territorio”. Para Ripoll, este municipio encarna la capacidad de adaptación que requieren los tiempos modernos: un equilibrio entre el crecimiento y la sostenibilidad, la innovación y la tradición. Según ella, las bases de conocimiento y experiencia productiva construidas en Marratxí son «una garantía de su éxito ante los desafíos venideros».

Mayra Argüelles, de la Asociación de Empresas Instaladoras de Baleares, destaca también que Marratxí, con su compromiso hacia la transición energética, es pionero en crear «un modelo urbano y empresarial compatible con la sostenibilidad y el bienestar». Según Argüelles, la capacidad del municipio para generar empleo y oportunidades en áreas de alta demanda como las energías renovables y la eficiencia energética lo sitúa en un punto clave de transformación, un ejemplo de cómo la economía local puede integrarse con los retos medioambientales y las necesidades sociales de una comunidad en expansión.

El futuro de Marratxí parece marcado por la innovación, la sostenibilidad y el compromiso con un desarrollo equilibrado. Este municipio, que ha pasado de sus raíces agrarias a un presente vibrante y diverso, se perfila como un ejemplo a seguir en la Mallorca moderna: un lugar que ha sabido reinventarse, crear valor y aprovechar su potencial sin perder de vista el bienestar de sus ciudadanos ni los retos globales.