Tramuntana Flow encuentra en Sa Cabaneta el paraíso del yoga

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Ángela Fuster creó en 2013 Tramuntana Flow, un proyecto formado por La Casa de la Calma, que es una casa turística vacacional en Sa Cabaneta que se alquila para hacer retiros o formaciones en yoga y que suele abrir de marzo a noviembre. Por otro lado, Tflow es una asociación sin ánimo de lucro que pretende divulgar el yoga como herramienta para contribuir a “mejorar nuestra comunidad”, explica Ángela Fuster, que quería crear un lugar donde seguir el consejo del maestro Zen Thich Nhat Hanh: ‘sonríe, respira y viene despacio’.

Los clientes de Tramuntana Flow vienen a practicar yoga y meditar en un entorno privilegiado donde reina la calma y la naturaleza. La casa dispone de un gran jardín con piscina y unas vistas privilegiadas a la Sierra de Tramuntana. “Las habitaciones coquetas, la cocina grande y los espacios diáfanos ofrecen a los huéspedes todo lo que necesitan para desconectar de su rutina estresante”, afirma Fuster, que añade que realiza una selección muy meticulosa de los huéspedes, a los que les explica que hay una norma clara que es respetar el bienestar de los vecinos.


Desde 2013, miles de personas han pasado por Tramuntana Flow. Al finalizar ssu estancia aseguran que no quieren irse porque el descanso les ha servido para desconectar, cargar las pilas y alejarse del estrés diario. Por aquí han pasado clientes muy reconocidos como la modelo y actriz Verónica Blume, que ls ha visitado un par a veces, o profesores de gran renombre en el mundo del yoga como Sarah Powers Mark y Joanne, Chris Chavez o Jason Nemer.


La estancia media de los huéspedes de Tramuntana Flow suele ser de una semana, un tiempo que los transforma. “Sa Cabaneta es muy familiar y auténtica. Valoran que esté muy cerca de Palma y del aeropuerto y con fácil acceso a otros lugares de la isla. Se quedan maravillados con las vistas de La Tramuntana y les encanta pasear por Ses Clotes hacia Pórtol, donde a veces compran en las alfarerías del pueblo. Se interesan por la cultura y especialmente por el Museu del Fang, asegura Fuster.


“Como vivienda vacacional ofrezco un espacio que invita a la práctica del yoga y a conectar con los otros y con un mismo. La mayoría de grupos no quiere cocinar, por lo que les recomiendo caterings locales especializados en comida vegetariana/vegana, explica Àngela Fuster, que destaca que cuando se van los cambios son visibles. “Al cabo de una semana, notas que ha mejorado el aspecto de tu piel, te sientes más vital, tienes más brillo en los ojos… y sonríes más a menudo”.

El ritmo de vida actual con estrés, prisas, y sobreexposición a la tecnología ha facilitado que centros como éste sean cada vez más habituales. “Necesitamos parar, conectar con la gente de nuestro alrededor sin pantallas por medio, necesitamos abrazarnos, compartir las comidas y las sobremesas, pasar tiempos juntos, estar también con uno mismo leyendo un libro o contemplando las montañas, la naturaleza… En resumen, necesitamos sonreír más, parar de vez en cuando a respirar y hacer las cosas más despacio”, explica la fundadora de Tramuntana Flow.


Asociación Tflow


“La muerte prematura de mis padres debida al cáncer me inspiró para hacer de este lugar más que una simple casa vacacional. Por eso, desde su inicio, empecé colaborando con asociaciones del cáncer, ofreciendo el espacio gratuitamente para que celebraran sus acontecimientos, y más tarde cristalizó en la fundación de la Asociación TFlow”, relata Ángela Fuster.


La Asociación Tflow es una pequeña asociación sin ánimo de lucro que tiene como fin mejorar la comunidad a través del yoga. Ha colaborado con otras asociaciones locales, entre las que destacan Un Lazo en Movimiento, Nuevo Horizonte-La Salle, Fundación Shambhala, organizando acontecimientos y retiros de yoga, con la ayuda de voluntarios, y recaudando fondos para apadrinar a jóvenes vulnerables de Mallorca que carecen de oportunidades, educación u otros recursos. Y también para promover los beneficios de la práctica del yoga y la meditación en supervivientes del cáncer. La asociación también ha ayudado a construir una escuela en Haití y a apadrinar a varios niños haitianos. ”Creo firmemente que la suma de nuestras acciones individuales puede tener un gran impacto en nuestro entorno más próximo y en nuestras comunidades”, concluye Fuster.